Entre la Posverdad y la espectacularización de la tragedia

La mediatización de la vida y la cultura han convertido casi todo en un reality show. Vivimos en la economía del panóptico. Ver, ser vistos; consumirnos los unos a los otros. Pasamos del Zapping mediático al zapping de perfiles y Timeline's. En esta era signocéntrica todos nos nutrimos del símbolo, de la representación, de la simulación... y pareciera que a veces, ya muy poco, del hecho.

Nuestra dieta cotidiana de significación pareciera ser la que los medios nos presentan. Y como decía Silverstone: los medios están cada vez más en el corazón de nuestra capacidad de encontrarle o no sentido a nuestra vida.

Nuestras comunidades afectivas y de significación, también se mueven en lo mediático. De ahí que los expertos de los discurso construyan nuestro horizonte con narrativas, storytellings. Algunos tomados de la vida cotidiana; otras que parten del imaginario de los transmedialistas expertos en la materia.

Todos los días los grandes fallos estructurales nos arrojan una historia que seguir. Algunas dan esperanza otras mucho coraje. Todas en sí funcionan como catalizadores de miedos, dolores y deseos. Las historias se han vuelto la normalidad. Las seguimos segundo a segundo, tuit tras tuit, post tras post. El mayor punto de share no se lo llevó el cierre de temporada sino el feminicidio de la semana, el secuestro de la quincena o el sismo de la década.

Hemos espectacularizado la vida y estetizado la mirada con la cual encuadramos nuestro día a día. El dolor del fraude de Frida pareciera no ser por el valor de la vida misma, sino por que nos spoilearon la "realidad". Se acabó el show de la quincena. La realidad alterada se diluyó entre las quejas y los desencantos y nos olvidamos de las Mara's, Valerias y las miles de Fridas que siguen bajo escombros y esperando que dejemos la pantalla para salir a su rescate.

¿Dónde quedó nuestra mira crítica? Hoy que nos encontramos con miles de jóvenes tomando las calles y extendiendo su mano es quizá el momento de salir a recuperar la realidad. Nos hace falta una nueva alfabetización mediática, una alfabetización emocional y una alfabetización de la verdad para distanciarnos críticamente de estas historias que siguen enganchando y haciendo de la vida una metaficción y de la vida misma una Posverdad

Habrá que un ver en qué termina esta historia... habrá que ver...

Mientras tanto, checa tus fuentes que yo actualizaré las mías... otras historias son posibles